Letras Siniestras (Cap. IX)
¿Sueño o realidad?
Por Eliseo Guillén*
La noche era gélida y lluviosa: los árboles se mecían con el ligero viento, parecían niños aprendiendo a bailar un vals de Tchaikovski, se reían, dejaban caer algunas hojas, extendían sus ramas, dialogaban entre sí; las calles solitarias parecían riachuelos interminables; los automóviles, que rara vez pasaban por allí, eran lanchas a punto de naufragar. En la ventana ojival de mi habitación se escuchaba el susurro de la lluvia. Quizás si pudieran hablar las gotas me dirían: "Déjanos entrar", "Queremos estar contigo".
Recuerdo que abrí el ventanal, y en acto seguido sentí un frío atroz y unas gotas que chocaron con mi rostro lívido, sentí como se deslizaban y acariciaban mi piel. Entonces decidí cerrarla y mirar hacia el oscuro y nublado cielo. Me preguntaba dónde estaría esa belleza que le da vida a la noche, dónde estaría la luna, qué haría en ese momento, por qué esa noche no habría salido para intercambiar palabras.
Quedé dormido, no sé cuánto tiempo, quizá tres o cuatro horas. Al despertar me levanté lentamente de mi cama, muy cómoda por cierto, grande y anticuada, con una colcha azul marino y en el centro de la misma una imagen de dos gatos que juegan con estambre, uno es blanco y el otro negro; mi almohada de plumas le da un toque paradisíaco a ese lecho de sueños, en cuanto mis cabellos la tocan quedo dormido.
Por fin ya en pie, me dio la impresión de que estaba flotando, me sentí fuera de mi cuerpo, también pude percibir que ya había dejado de llover, me asomé hacia afuera y, las nubes, ya blancas, caminaban rumbo al misterioso horizonte.
Sobre el inmenso cerro, que está frente a mi casa, se veía la grande luna que apenas se asomaba entre dos nubes pálidas que aún no se retiraban, y al verme me dijo: "¿Qué haces a está hora despierto?" Su voz era como música, era un deleite escucharla.
Recuerdo que me contó muchísimas cosas hasta que el sol salió y la hizo desaparecer y a mi despertar.
*El autor es estudiante de Literatura en la UABC. Le gusta reflejar en lo que escribe la literatura gótica y el romanticismo del S. XIII.