A menudo entre la gente más comprometida y consciente de la escena o movimiento oscuro, se entablan discusiones sobre lo que es ser o no ser “gótico” o “dark”, o como se le quiera poner. Si bien el término apropiado para etiquetarnos sería el de “gótico” por razones históricas, el común de la gente en nuestra ciudad, desde hace muchos años ha preferido llamarnos “darks” o “darkis” y era de esperarse, debido a su ignorancia sobre esta cultura.
Llámese al movimiento de una u otra forma, en la sociedad un gótico provoca los mismos miedos, prejuicios y mitos expandidos por todo el orbe, tanto en sociedades de “vanguardia” como en las tradicionales.
Pero el conocer las razones de nuestro movimiento y adentrarse en otras áreas del conocimiento oscuro más allá de la música de club, conlleva también sus desventajas, pues hay quienes tienden a volverse sectarios una vez que consideran que otros seres que se visten de negro no saben ni por qué lo hacen.
Esta actitud nos parece discriminatoria, estando dentro del mismo grupo, ya que en la mayoría de los casos nadie se hace gótico después de haberse empapado en libros de la historia y la cultura oscura. Pensamos que primero existe un sentimiento oscuro, puramente místico en el ser humano, que lo atrae hacia lo negro y a juntarse con esas personas con las cuales se identifica.
Después, es una decisión individual el que quiera o no conocer y explorar en las profundidades del movimiento. Si no lo hace, creemos que su alma oscura de todas maneras nos pertenece.