La Némesis (Cap. II)
Yo soy "dark"
Por Carlos Linares*
Yo soy "dark"
Por Carlos Linares*
Para poder empezar esta reflexión, tendré que admitir que no obstante sus inicios de rebelión y propuestas de cambio intelectual y social, y el haberse considerado en alguna instancia "la nueva contracultura", en la pasada editorial cometí un error epistemológico al considerar que hoy en día se le puede llamar contracultura o cultura "underground" a la escena "gótico-industrial" tijuanense o en su efecto la mundial. Por ello intentaré dar una idea de lo que creo que es, dando referencia a otras escenas y movimientos que puedan servir de espejo o de fusil ante ella.
El que la escena "gótica" y la escena "industrial" se vean como una sola, se debe a que ambas tienen fines comunales y se deben una a otra. El ser "dark" en el mundo actual se puede considerar una escena artística, que pese a la lucha valiente de algunos individuos por hacer de esta un frente a lo establecido, está siendo absorbida por la superestructura, desactivándola y convirtiéndola prácticamente en una moda inofensiva; por lo cual, no es adecuado seguir utilizando el término "contracultura", pues los movimientos así asimilados forman parte, en calidad de "subculturas" o subproductos, de la cultura dominante y no se contraponen a la misma.
La revolución contracultural "beatnik" de William Burroughs, Allen Ginsberg y Jack Kerouac en los 50s y su influencia en el postmodernismo y neo-vanguardia de los 60s y 70s son claros ejemplos de formas sociales de "choque" que sin duda hicieron la contraparte de lo ya establecido. Claro está, que para ser "contracultura" se necesita de una cultura dominante y que el proyecto autónomo que se tenía en el inicio tendrá que en algún momento volverse dependiente de lo que la mayoría apruebe; sin embargo, antes de que esto ocurra, la mayoría de las contraculturas que han existido se han transformado en otras.
Ahí es donde el movimiento "dark" topa con pared: El reciclaje del estilo y forma de la escena, la pérdida de brújula ideológica, la conmiseración y a la vez el olvido del pasado, el irse convirtiendo crecientemente en una moda más que en una expresión contravencional, la falta de respeto por los suyos y a los suyos, la inclusión arbitraria y "no" elitista de la población que conforma esta escena, la ha dejado a merced de intereses individuales que casi siempre no llevan a la mano un deseo febril de servir a la escena y hacerla crecer, fracasando así su intento de convertirse un peso considerable ante la hegemonía cultural presente.
El elitismo natural y sano siempre ha estado y debe estar, la discriminación (entendiéndose como distinción) en las culturas dominantes y en las contraculturas siempre ha existido. Tanto la radicalización del elitismo (ej. racismo) que destruye culturas, ideas y personas, como el elitismo laxo que permite desvirtuar y contraponer ideas adversas a las ideas originales de tal o cual cultura son los polos que deben evitarse a toda costa; es decir, el elitismo ideológico debe ser general en términos de universalidad en cualquier cultura, para poder preservar la esencia de una escena como la "gótico-industrial". Yo soy "dark", los "noiseros" son "dark", los "góticos" son "dark", los "cybergoth" son "dark" y todas las demás personas que reflejan un sentir oscuro, auténtico y sin fachadas de pose son "dark", todos debemos de luchar porque esto sea una contracultura y no se pierda la esencia en borracheras y fiestas sin sentido.
*El autor es psicólogo por la UABC y seguidor de la escena desde hace varios años.