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12/07/2007

Letras siniestras (Cap. III)
Estupideces alcohólicas
Por Angélica Bermejo*

Momento de relajación número 23, la luna se va y yo me quedo sola pensando, mi amigo llega para darme ideas desgarradoras, la muerte me acompaña y yo solo sigo esperando.
Empiezo a sentir el cosquilleo, mis piernas se sueltan y floto, trato de llegar al final del camino, pero de nuevo alguien me detiene.
La ventana aparece frente a mí, tal vez con un cosquilleo más me animaré a saltar, lo veo, se acerca, me lleva, me arrastra, como alejarme del dolor deseado.
Vuelo, llego a lo más alto del edificio, tengo dos opciones... ¿tal vez tres?
El frío me lastima y el dolor me consuela.
Tu calor me da el último empujón, tus labios me sostienen.
Tus dedos me estremecen, tu imagen me domina.
El viento sopla en mi contra y la lluvia me anima a caer.
Sólo es cuestión de un movimiento, sólo es necesario adelantar mi pierna.
Por fin me decido y me dejo llevar, el viento va en mi contra, la gravedad me atrae, el frío me lastima y la sensación de libertad es bienvenida, vuelo en dirección contraria. ¡Gracias!
Mi ropa se deshace en el trayecto, mi piel se parte en mil pedazos, mi corazón fue el primero en llegar al piso y mi mente... creo que se ha quedado arriba.

*La autora es licenciada en Administración por el ITT. Actualmente estudia Medicina en la UABC. Es fan de Depeche Mode y sus gustos son escribir, belly dance, cine y música.