Letras Siniestras (Cap. IV)
Las formas reales mueren
Por Moonata*
Y me visto de mujer sumisa ante la luna llena, ¡oh mi gran esperanza te quedas tan tímida ante la vida!, dejándole a mi amado cenizas, sus voces quebradas, escucho gritar mi nombre, y yo, me escondo bajo sus árboles de la tolerancia, y le menciono - Déjeme soñarle, déjeme desearle la muerte.
Porque su obra es la cordura, mentirle a ella le da placer para asumirlo, sin embargo, mi camino es lento, observándole bajo este viento, oh mi gran negador, su alma me es tan desagradable, porque así contemplo el arruyo de sus padres, tan abnegada ahora de adulta presencia, pero le comento que me deje acercarme, una sola despedida es una caricia, como si fuesen las notas melancólicas de un piano.
Tan profundo es este karma, esta devastación de mis ideales, creadas por el hecho de vivirlas, de ser paganas, premeditadas y no medidas, escucha, sólo escucha esa calma, es el despertar de mi alma, que se enreda con mi respiración, con el elixir de un cuerpo que no aprecia sus sentidos, sólo es supervivencia.
Y sus formas pierden contacto con todo espiral, y es cuando -la reina busca sentimientos, volar entre los espejos, golpeando su báculo, temblará de dolor por verme, sentada, tan humana, humillada en el sillón de espera.
Tu apariencia real se deforma en la coalición de estos nudos, mi cielo te ve descendiendo de tus imaginarias alas, flotando sobre el dragón de tu ego, yo no quería matarte, pero mi guerra inicia...
Aventando melicias de mi boca, rebuscadas por mi alma que recuerda mis vidas pasadas, sáquenme de esta furia invitada a la hechicería, porque la rama de la justicia crece dentro de mi pecho y no de mi ser divino, sus tambores escucho con ferviente sabor a sangre, con los ojos bien abiertos, la llama de esto contemplo, no para el universo, él sólo proporciona los deseos, aventando melicias de mi boca escucha mis pensamientos: -Tu voz es la falsa promesa de un futuro incierto, mis sueños otorgados a las manos de eros, su pálpito es la fuente como el agua que cura viejas heridas desgastando tu piel sobre el no-tiempo, vete reflejado, reflejado en la ventana de esta urbe, tus hermanos son la caza, y uno mismo el centro.
Es acaso la melancolía de extrañar casa, ¡ay! la verdad está tan oculta y yo soy una sospechosa que provoca la incertidumbre, parece tan falso y lleno de inconstantes, porque su guerrero murió en el pódium de sus hijos, aclamado después con tormentos.
Ay mi voz es tan inculta y llena de temores, que sus serpientes no se fijan en mis pies ni en reservarme la fruta prohibida, es el helecho de sus desertores quienes me hostigan.
Es dormir bajo el sol derramándose, el venir de las olas que comprimen esta gravedad, y no quejándome cierro el círculo que es mi ojo la puerta que te observa sin forma.
*La autora es estudiante de Psicología en la Univer. Entre sus aficiones se encuentran las artes adivinatorias, el ocultismo, películas de zombies, la ópera, animales salvajes y el universo.